Linfedema
Acumulación de líquido linfático localizada

El linfedema es una afección en la que se acumula una cantidad anormal de líquido y proteínas en una parte del cuerpo. Existe un desequilibrio entre el suministro y la eliminación de esta linfa.

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El linfedema puede deberse a un defecto congénito o producirse debido a, por ejemplo, una enfermedad, operación o medicación. Ambas formas pueden provocar dolencias físicas graves.

Descripción de la afección

Los vasos linfáticos y vías linfáticas están repartidos por todo el cuerpo y terminan en los llamados ganglios linfáticos. Pueden encontrarse grupos de estos ganglios linfáticos, por ejemplo, en la ingle, la axila, el cuello y el abdomen.

La tarea del sistema linfático es transportar y purificar el líquido linfático, que luego se devuelve al torrente sanguíneo. El sistema linfático ayuda a eliminar líquidos y productos de desecho, y a combatir las infecciones. Cuando este sistema no funciona correctamente, se produce una acumulación de líquido o linfedema.

Causa y origen

Hay dos tipos de linfedema: congénito y linfedema adquirido. En caso de linfedema congénito, existe un defecto en el sistema linfático que se encarga del suministro y drenaje del líquido linfático.

Puede que no haya suficientes vasos linfáticos o que éstos sean demasiado estrechos o, por el contrario, demasiado anchos. También surgen problemas cuando los ganglios linfáticos no funcionan correctamente. Cuando las anomalías son graves, los síntomas pueden estar presentes ya desde el nacimiento. Las molestias suelen presentarse entonces en (ambos) pies y piernas.

El linfedema también puede extenderse a otras partes del cuerpo, como los brazos y la cara. En los casos más leves, las molestias suelen aparecer entre los 18 y los 35 años, y suelen presentarse en un solo lado. Las mujeres tienen cuatro veces más probabilidades de desarrollar linfedema, en parte debido a los cambios hormonales, el ciclo hormonal mensual y los posibles embarazos.

El linfedema no congénito o adquirido puede producirse, por ejemplo, tras una intervención quirúrgica, radioterapia, infección, uso de medicamentos o como resultado de un traumatismo en el que los vasos linfáticos o los ganglios resultan dañados.

El linfedema se observa con relativa frecuencia en personas que reciben tratamiento contra el cáncer. En este contexto, puede ser necesario extirpar o irradiar parte de los ganglios linfáticos. Esto daña el sistema linfático, que deja de funcionar correctamente. Los tumores también pueden comprimir los vasos linfáticos.

La mayoría de las formas de linfedema no son hereditarias, y menos la variedad adquirida. Sin embargo, puede existir una predisposición familiar.

Signos y síntomas

Las personas que padecen linfedema pueden experimentar diversos grados de dolencias como:

  • Hinchazón de una o más partes del cuerpo.
  • Dolor y/u hormigueo.
  • Fatiga local y sensación de pesadez en la zona afectada.
  • Restricciones de movimiento debidas a la inflamación y/o al dolor.
  • Anomalías cutáneas como ampollas llenas de líquido, endurecimiento de la piel, manchas azules o nódulos.
  • Infecciones.

Diagnóstico

Para saber si se trata de un linfedema, el médico hará una serie de preguntas sobre los síntomas. Es importante averiguar si ha habido una intervención quirúrgica o un traumatismo, por ejemplo, o si existe alguna enfermedad que pueda explicar la hinchazón.

En caso de linfedema congénito, el médico también preguntará si hay otras personas en la familia con estos síntomas. Además, se realizará un examen físico durante el cual se examinará la parte del cuerpo afectada.

La hinchazón es el síntoma más evidente del linfedema. Esta hinchazón puede dividirse en edema impresionable y no impresionable, y puede comprobarse con el signo de Godet. Al presionar la inflamación con un dedo, puede quedar visible una pequeña impresión durante un breve periodo de tiempo, lo que se denomina edema con fóvea. Cuando la hinchazón es dura y no se puede presionar bien, se habla de edema sin fóvea. Cuando el linfedema lleva mucho tiempo presente, el tejido se endurece y ya no se puede comprimir. Así pues, el signo de Godet puede utilizarse para explicar el estadio del linfedema.

Además, los médicos utilizan la maniobra del signo de Stemmer. Se trata de comprobar si hay cambios en la piel entre el segundo y el tercer dedo del pie o de la mano. Cuando la piel no puede levantarse en este punto, ese es un indicio de linfedema.

En raras ocasiones, se realiza una prueba adicional, denominada linfogammagrafía. Este procedimiento establece cómo se drena el líquido linfático y dónde se encuentran las posibles obstrucciones.

Tratamiento

Un fisioterapeuta con formación especializada en drenaje linfático desempeña un papel importante en el tratamiento del linfedema. Dentro del tratamiento del linfedema se pueden definir dos fases. La fase reductora y la fase de mantenimiento.

La fase reductora tiene por objeto reducir el linfedema lo antes posible. Esto se consigue, entre otras cosas, mediante el drenaje linfático en el que el especialista en drenaje linfático aplica una técnica de masaje específica. El terapeuta especializado en drenaje linfático también puede utilizar una técnica especial de vendaje con cinta elástica para estimular el drenaje del líquido linfático.

El ejercicio también es una buena forma de bombear el líquido, por así decirlo, contrayendo y relajando los músculos. Además, puede ser necesario llevar vendajes o medias de compresión para evitar que la inflamación vuelva a aparecer (rápidamente). Mientras se obtengan mejoras, estas técnicas seguirán utilizándose intensivamente.

Si la mejoría se frena, el tratamiento debe pasar a la fase de mantenimiento. En esta fase, el objetivo es mantener las molestias bajo control. En principio, el tratamiento es el mismo que en la fase reductora, solo que la frecuencia del tratamiento disminuye. El linfedema es un trastorno crónico que, por tanto, requiere tratamiento de por vida.

A veces, el tratamiento arriba mencionado no es suficiente y es necesario intervenir con cirugía. En este caso, se eliminan el líquido, el tejido conjuntivo y el tejido graso. Incluso después de esta operación será necesario el tratamiento por parte de un terapeuta especializado en edemas.

Ejercicios


Puede comprobar sus síntomas mediante el reconocimiento fisioterapéutico en línea o pedir cita en una consulta de fisioterapia de su zona.

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Referencias
Damstra, R.J. (2014). Richtlijn lymfoedeem. Multidisciplinaire evidence-based richtlijn. Utrecht: Nederlandse Vereniging voor Dermatologie en Venereologie.

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